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En fin… ¿Quién soy yo para juzgar?


Por: Griego

Hola a ti lector en esta nueva columna. Es la primera vez que estamos frente a frente, tú leyendo y yo escribiendo. Deja me presento: me conocerás como el Griego, sí, ese no es mi nombre de pila pero tiene un gran significado etimológico que seguro ya sabrás de dónde viene.

En esta, tu columna, hablaremos de los temas que todos los días escuchas, te quejas, piensas, sugieres y sobretodo vives: política, sociales, deportes, populismo, nuevas generaciones, el futuro del mundo y demás cosas que en algún momento han estado en tu mente.


Es probable que en ninguno de ellos marquemos la diferencia pero si pondremos sobre la mesa las cosas que tienen que estar, las ideas plasmadas en papel y la crítica hecha a quien lo merezca, aportando soluciones desde la individualidad que tal vez, podamos compartir más de uno.


Estamos viviendo una realidad muy difícil, en donde todo pega y todo ofende, así que estas y todas las líneas que vendrán en un futuro cercano, son opiniones personales sin el afán de atacar, molestar o incomodar a nadie.


Pero quiero detenerme un momento aquí, ¿Te ha pasado que ves un meme, haces un comentario, recuerdas algo de tu infancia y ya todo parece ofensivo ante los “nuevos tiempos”? ¡Es horrible!


No sólo porque limitan la libertad de expresión que por años se ha luchado por ella sino porque te mete en una caja minada donde cada paso tiene que estar pensado. Es decir, si de por sí ya vivíamos en un Big Brother con tanta tecnología, ahora es peor, vivimos bajo el escrutinio público y el apartamiento social, generando una sociedad con más resentimiento y bipolaridad que es justo, el camino contrario que debemos tomar como colectivo.

En fin... Ya hablaremos de ese y otros temas, en próximas columnas. Ahora sólo me queda citar al gran Sócrates, cuando dijo que: “sólo el conocimiento que llega desde dentro, es el verdadero conocimiento”.

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